Desayunar café por las mañanas es una necesidad para buena parte de la población. Es su forma de sentirse más despejados y llenos de energía para afrontar las actividades diarias que les esperan. De hecho, su efecto estimulante y su contenido en antioxidantes lo convierten en una bebida muy beneficiosa para nuestro organismo. No solo nos levanta el ánimo, sino que disminuye el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares. Hasta nos ayuda a quemar grasas.
Pero tomar solamente café, sin acompañarlo de ningún alimento sólido no es tan beneficioso para la salud como se creía. Veamos los motivos.
Razones por las que no es bueno tomar café en ayunas
Si queremos aprovechar los buenos efectos que el café puede tener en nuestro cuerpo, debemos tomar en consideración las siguientes cuestiones:
1. Al despertar ya estamos despejados y en alerta
A lo largo del día, nuestro reloj interno sufre variaciones en el estado de ánimo, la energía y el nivel de atención. Todo ello tiene que ver con el ritmo circadiano, un ciclo biológico que regula los procesos físicos y químicos del organismo. Está coordinado por el hipotálamo, una glándula que, a su vez, es la encargada de controlar el cortisol, conocido también como la hormona del estrés.
Pues bien, cada mañana el cuerpo libera cortisol y adrenalina de forma natural. Estas nos espabilan y nos proporcionan energía para empezar el día. Por lo tanto, no sirve de nada beber café, ya que sus efectos quedan anulados.
Si nos tomamos uno para desayunar, la cafeína entrará en conflicto con el cortisol, provocando un exceso de estimulación. Como resultado, podemos experimentar sensaciones negativas como el nerviosismo.
Entonces, ¿cuándo disfrutar del café matutino?
La respuesta la hallamos, de nuevo, en el ritmo circadiano. Según este ciclo, tenemos tres niveles máximos de cortisol durante el día: entre las 8 y las 9 de la mañana, al mediodía y entre las 5.30 y las 6.30 de la tarde. Así que, el mejor momento para consumir cafeína es cuando los niveles de la hormona del estrés decaen. En ese punto, nuestro organismo necesita aumentar el estado de alerta y concentración. En el caso de la mañana, esto ocurre entre las 9.30 y las 11.30 horas. A partir de ahí, comienza un nuevo pico de cortisol.
Es importante que sincronicemos nuestros hábitos cotidianos con el ritmo circadiano, no solo porque el café nos hará más efecto, sino porque evitaremos la adicción a la cafeína.
Esto es así debido a que cuando hay un exceso de estímulo, las glándulas suprarrenales consideran que no es necesario liberar más cantidad de cortisol y reducen su producción. Si este proceso se repite muy a menudo, el funcionamiento de las glándulas se verá alterado (incluida la producción de otras hormonas) y nuestro cuerpo dependerá cada vez más de la cafeína para mantenerse alerta.
2. Problemas estomacales
El café es una bebida de pH ácido. Al tomarlo con el estómago vacío, incluso si es descafeinado, se dispara la producción de ácido en el estómago, por otro lado, necesario para una digestión eficaz de los alimentos. Como consecuencia de ese exceso, las paredes gastrointestinales se irritan, dando lugar a molestias como acidez, reflujo, náuseas o indigestión. Incluso pueden empeorar los síntomas de úlceras y del síndrome del colon irritable.
La solución a este problema es sencilla: proporcionarle al estómago un escudo protector mediante un desayuno consistente antes del café. De esta manera, los alimentos sólidos evitarán el exceso de ácido y las molestias tenderán a desaparecer.
3. Alteraciones del sistema nervioso
La cafeína disminuye la capacidad del cerebro de producir serotonina, el neurotransmisor responsable de hacernos sentir felicidad y bienestar, con lo que al tomar café en ayunas podemos sentirnos más irritables. En casos extremos, incluso puede desembocar en cuadros de ansiedad y depresión.
Otro efecto sobre el organismo tiene que ver con el nivel de tolerancia que cada persona tiene hacia la cafeína. Es común que los muy cafeteros beban varias tazas de café al día sin notar apenas ningún efecto negativo. En cambio, quienes son más sensibles pueden experimentar nerviosismo, un aumento del ritmo cardíaco, temblores o disminución en la capacidad de concentración, tanto si lo toman en ayunas como a cualquier otra hora del día.
Por norma general, estos síntomas desaparecen al cabo de cuatro o seis horas. Sin embargo, si se manifiestan en personas acostumbradas a consumir elevadas dosis de cafeína, es un aviso para que empiecen a reducir la cantidad que beben de café.
4. Incrementa los niveles de azúcar
Antes de despertar, nuestro cuerpo, además de cortisol y adrenalina, libera glucosa en el torrente sanguíneo. De esta manera, los músculos y órganos tienen suficiente combustible para funcionar y llevar a cabo las actividades diarias.
Recientes estudios realizados por la Universidad de Bath, Inglaterra, sugieren que tomar café en ayunas dispara los niveles de glucosa. Al haber un exceso de azúcar en sangre, el páncreas produce insulina de forma masiva. La consecuencia negativa es que el organismo puede volverse resistente a esta hormona y, a la larga, desarrollar prediabetes o diabetes tipo 2.
Por eso, los científicos aconsejan desayunar alimentos sólidos antes de tomar café y, a ser posible, esperar al menos una hora para consumirlo.
5. Supuestamente bueno para el estreñimiento
Muchas personas sienten la necesidad de evacuar justo después de tomar un café. Esto es debido a que es una bebida que facilita la movilidad intestinal. De ahí que la creencia de que es bueno para combatir el estreñimiento esté tan extendida.
El problema es que, como hemos mencionado con anterioridad, el café contiene sustancias que irritan la pared intestinal, lo que desaconseja utilizarlo de forma recurrente para solucionar este problema.
Además, otra particularidad del café es provocar que los alimentos hagan el recorrido gastrointestinal demasiado deprisa, impidiendo que el intestino absorba los nutrientes de los alimentos en su totalidad.
Así que, sí, puedes tomar café por las mañanas, pero mejor si no es en ayunas. Solo así te mantendrás alerta durante todo el día y aprovecharás mejor los beneficios que puede aportarte una buena taza de café.