Café y ansiedad, una combinación poco recomendable

Si sufres ansiedad y te gusta el café, te explicamos qué relación hay entre ambos y cómo afecta a tu salud.

La pandemia de la Covid-19 ha traído muchos cambios a nuestras vidas, entre ellos numerosos cuadros de ansiedad en la población mundial. En España, sin ir más lejos, las consultas psicológicas por este tipo de trastornos han aumentado un 170% desde marzo de 2020.

Y parece ser que la ansiedad comporta un mayor consumo de café. Pero, ¿es la mejor solución en esos momentos? Los expertos aseguran que no.

El DSM-5 («La guía de consulta de los criterios diagnósticos de los tratamientos mentales», publicada por la Asociación Americana de Psiquiatría) es el manual de referencia internacional en esta materia. En él se incluye la cafeína como uno de los elementos que puede provocar lo que psicólogos llaman el «trastorno de ansiedad inducido por sustancias».

Por lo tanto, al poseer propiedades excitantes, no se recomienda consumir cafeína en estados de sobreexcitación del organismo, como es el caso de la ansiedad.

¿Qué es y cómo actúa la cafeína?

La cafeína es una sustancia natural que se encuentra en algunas plantas y semillas. Está presente en los granos de café, las vainas de cacao o las hojas de té y, en menos proporción, en el chocolate negro.

El ser humano también ha aprendido a elaborar cafeína sintética, consiguiendo que tenga prácticamente las mismas propiedades y efectos. Suele formar parte de una gran variedad de artículos, desde helados y dulces hasta bebidas energéticas, medicamentos (analgésicos) y productos para adelgazar.

Cuando disfrutamos de una deliciosa taza de café, la cafeína que contiene tan solo tarda unos minutos en llegar al cerebro. Una vez allí, bloquea los receptores de las moléculas de adenosina situadas en el exterior de las células. La misión de este neurotransmisor es la de inducir al sueño y a la relajación, un proceso que se interrumpe cuando tomamos café. En su lugar, nos sentimos más despiertos, con más energía. Nuestra memoria mejora y las capacidades de atención y aprendizaje aumentan.

Esto ocurre porque, una vez que la cafeína está dentro del cuerpo, somete a nuestro metabolismo a toda una serie de alteraciones. Por ejemplo:

  • Estimula el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) provocando un extra de energía y un aumento en el nivel de alerta. Por eso la cafeína está catalogada como una droga psicoactiva.
  • Ayuda a eliminar el exceso de agua y sal del organismo. De ahí que el café se considere un diurético natural ligero.
  • Estimula la producción de ácido en el estómago, dando lugar, en algunos casos, a molestias y acidez.
  • Produce un aumento de la presión arterial.
  • Impide que minerales tan importantes como el calcio y el hierro sean absorbidos en su totalidad, lo que, a la larga, puede causar problemas óseos y/o anemia.

Sin embargo, los efectos de la cafeína no son inmediatos. Alcanzan su máximo nivel una hora después de haberla ingerido y se prolongan por un periodo de tiempo de entre cuatro y seis horas. Además, la cafeína no se queda almacenada en el organismo ni en el torrente sanguíneo. Al contrario, es expulsada por la orina horas después de su consumo.

Los efectos secundarios de la cafeína

La mayoría de personas no tienen ningún tipo de problema al ingerir hasta 400 mg de cafeína al día. Pero no todas experimentan los mismos síntomas con la misma cantidad de café. Eso va a depender de si se trata de un hombre o de una mujer, de su edad, peso y el nivel de sensibilidad que tengan hacia dicha sustancia.

Hay que tener en cuenta que, la gente muy cafetera desarrollará una mayor tolerancia hacia la cafeína y necesitará más cantidad de café para tener los mismos efectos que otra persona con mayor sensibilidad a dicho estimulante.

Entre los síntomas relacionados con una menor tolerancia a la cafeína se encuentran:

  • Dolor de cabeza
  • Mareos
  • Náuseas
  • Somnolencia o insomnio
  • Inquietud y nerviosismo
  • Temblores
  • Irritabilidad
  • Dependencia

Si al tomar café experimentas alguna de estas señales, lo recomendable es reducir la ingesta diaria (la dosis recomendada es de dos o tres tazas), o bien pasarse al descafeinado.

En otros casos, sin embargo, es mejor dejar de tomarlo por completo. Evita el consumo de cafeína si…

  • …padeces ansiedad o estás pasando por un periodo de mucho estrés.
  • …tienes problemas para conciliar el sueño.
  • …sufres arritmias o tu ritmo cardíaco es irregular.
  • …sueles tener la presión arterial alta.
  • …eres una persona con predisposición a sufrir dolor de cabeza crónico o migrañas.
  • …tienes problemas digestivos, como úlceras o reflujo.
  • …eres mujer y estás embarazada, en período de lactancia o tienes dolor y/o protuberancias en las mamas.

Cómo afecta la cafeína a la ansiedad

Nuestro bienestar físico y emocional está directamente relacionado con lo que comemos. Hasta el punto de que, en ocasiones, algunos alimentos consumidos en exceso pueden desencadenar síntomas similares a los de la ansiedad. Es el caso de estimulantes como la cafeína, el guaraná y el ginseng.

Centrándonos en el café, es cierto que muchas personas se sienten más despiertas y con más energía al consumirlo. Sin embargo, aquellas que son propensas a sufrir cuadros de ansiedad a menudo no disfrutan de esos efectos, sino que sienten como su nerviosismo aumenta.

Pero, ¿en qué cosiste el trastorno de ansiedad? Se define como un estado de inquietud y preocupación desproporcionada, difícil de controlar, que persiste en el tiempo e interfiere en las actividades cotidianas.

Quien lo padece debe saber que tomar cafeína no hace que aparezca la ansiedad, pero sí puede agravar sus síntomas. Lo típico es que aumente la inquietud y los temblores, el insomnio sea más persistente, empeore la taquicardia y la arritmia o, incluso, que aparezcan divagaciones en el pensamiento y en el habla. En casos más graves hasta se puede llegar a sufrir un ataque de pánico.

Ya hemos visto que, para prevenir estos efectos, lo mejor es evitar tomar café. En caso de que no podamos prescindir de él, y el descafeinado no nos convenza, es preferible tomar un café solo, sin leche ni azúcar, una hora después de levantarnos. En ese momento, nuestro cuerpo experimenta niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés, y la cafeína puede ayudar a reducirlo e inducir a la relajación.

Siguiendo estas recomendaciones, nos aseguraremos de que mantenemos a raya la ansiedad mientras disfrutamos con tranquilidad de la bebida estrella de las mañanas.