A lo largo de la historia, el café ha tenido amantes y detractores por igual. Son muchos los que lo consideran, hasta cierto punto, una sustancia perjudicial para la salud, mientras que otros solo hablan de sus bondades.
Lo cierto es que las numerosas investigaciones llevadas a cabo en los últimos años apuntan más hacia los beneficios que aporta a la salud que a sus inconvenientes.
Hoy en día se sabe que el café es una bebida rica en antioxidantes, vitaminas del grupo B y minerales. Estas sustancias le permiten, entre otras cosas, crear y reparar el ADN, actuar sobre la inflamación o regular los niveles de glucosa e insulina.
Todo ello contribuye a disminuir el riesgo de desarrollar un buen número de enfermedades, tanto las relacionadas con el sistema cardiovascular como las neurodegenerativas o la diabetes tipo 2.
Ahora bien, tomar café a cualquier hora del día no siempre es lo más indicado. Como buen amante de esta bebida universal, te gustará saber cuál es el mejor momento para tomarlo. Nosotros te lo contamos. No solo para que sigas disfrutando de su intenso sabor, sino para que también puedas aprovechar al máximo sus múltiples propiedades.
Tomar café por la mañana
¿Eres de los que necesita un café nada más levantarse? Posiblemente sientas que sin esa taza caliente y estimulante no estarás preparado para empezar bien el día.
Pues bien, quizás te sorprenderá saber que no es el mejor momento para consumir cafeína. Y aquí habría que distinguir entre dos periodos de tiempo, a primera hora o a media mañana, porque sus efectos en el organismo no son los mismos.
La explicación la encontramos en nuestro reloj biológico. A lo largo del día, sufrimos intervalos de mayor y menor productividad y energía, así como subidas y bajadas de ánimo. Esto se debe, en parte, a una hormona llamada cortisol. Es la encargada de mantener el cuerpo en estado de alerta, y precisamente al levantarnos es cuando su nivel en sangre es más elevado. Esto ocurre entre las 8 y las 9 de la mañana. Luego decae, y más tarde, volvemos a experimentar otros dos picos de cortisol, concretamente hacia el mediodía y entre las 17.30 y las 18.30 horas.
Por lo tanto, esta hormona ya nos mantiene alerta y estimulados de forma natural. No necesitamos cafeína para despertarnos. Beber café en ese momento supone un estrés adicional para el organismo que, a la larga, no es bueno para la salud. Ese es el motivo por el que muchas personas dicen no notar los efectos del café. Además, a medida que el cuerpo se acostumbra a la dosis de cafeína matutina, la glándula suprarrenal segregará cada vez menos cortisol.
Así que lo mejor es tomarlo cuando los niveles hormonales disminuyen, esto es, entre las 9.30 y las 11.30 horas. El café de media mañana es ideal para volver a recargar nuestras reservas de energía y mejorar el estado de ánimo. De esta manera seremos más productivos y evitaremos el nerviosismo que, en algunos casos, conlleva consumir demasiada cafeína.
Tomar café después del almuerzo
Después de disfrutar de la comida del mediodía, quizás en compañía de amigos y familiares, uno de los mayores placeres es acompañar la sobremesa saboreando una taza de café.
Si tenemos en cuenta los niveles de cortisol, la mejor hora para tomarlo es a partir de las 13.00 horas, que es cuando la hormona vuelve a decaer. Sin embargo, esto plantea ciertos problemas. Por un lado, son bien conocidas las propiedades digestivas del café, que estimula la movilidad de los alimentos en el intestino y libera hormonas en el páncreas para controlar los niveles de glucosa en sangre. Pero también favorece la segregación de ácidos gástricos, que descomponen los alimentos. Si eres una persona que tiende a padecer reflujo u otras dolencias digestivas, tus síntomas pueden agravarse con la ingesta de café.
Otra costumbre arraigada es la de acompañar el café con algo dulce, como galletas, pasteles o bizcochos. Estaría bien si fuera por la tarde, pero justo después de comer se pueden disparar los niveles de glucosa en el torrente sanguíneo, cuando la insulina ya los había reducido. Por no mencionar que se añadirían calorías extra a nuestro cuerpo favoreciendo un aumento de peso. Teniendo esto en cuenta, será mucho mejor tomarlo solo y sin azúcar.
Finalmente, otro de los inconvenientes tiene que ver con el hierro. Las comidas principales suelen ser las más ricas en este mineral, pero los taninos que contiene el café interfieren en su absorción, dando lugar a carencias de hierro. Según los nutricionistas, habría que esperar entre una y dos horas después de comer para tomarnos esa taza de café.
Tomar café por la noche
Una idea muy extendida es que tomar café por la noche no es bueno, ya que impide conciliar el sueño. Sin embargo, no es así en todos los casos. Mientras hay quien tiene problemas para dormir bebiendo una sola, existen personas que se toman tres y no les afecta.
Es cierto que la cafeína es una sustancia psicoactiva y que puede alterar nuestro patrón nocturno, pero no tiene que hacernos pasar, necesariamente, la noche en vela. Todo va a depender de la actividad que vayamos a realizar durante esas horas y de nuestro grado de tolerancia hacia la cafeína.
Si eres más sensible a este compuesto, podrás tomar café pero con ciertas precauciones. Debes tener en cuenta que los efectos de la cafeína en el organismo perduran durante unas seis horas. Así que, si tu hora habitual para ir a dormir es a las 23.00 horas, no deberías consumir café pasadas las 5 de la tarde. En caso contrario, podrías tardar más de una hora en experimentar la sensación de sueño.
Ahora bien, si tienes pensado trasnochar, puedes beber un café después de cenar, no más.
Otra opción sería tomarlo descafeinado, pero sin abusar ya que esta versión también contiene cafeína, aunque sea en cantidad muy pequeña.
Ahora ya sabes cuáles son los mejores momentos del día para tomar café y porqué. Solamente debes adaptar esa información a tu ritmo de vida diario para obtener el máximo beneficio de cada taza de café.