A pesar de ser considerada una alga, la espirulina es una cianobacteria de color azul verdoso. Crece sobre todo en aguas dulces de lagos, ríos, arroyos y estanques de África, América y Asia. No obstante, en la actualidad es muy común cultivarla de forma artificial en instalaciones especializadas.
La espirulina ha sido catalogada como un alimento de alto valor nutricional. El motivo es que posee muchos nutrientes esenciales que, a su vez, le proporcionan múltiples propiedades saludables a nuestro organismo.
Para empezar, cubre gran parte de nuestras necesidades diarias de vitaminas y minerales. Pero también es beneficiosa para tratar casos de hipertensión, enfermedades autoinmunes y reducir los niveles elevados de colesterol.
Por otro lado, se ha descubierto que la espirulina tiene la capacidad de intervenir en los mecanismos que desencadenan la diabetes y controlar la enfermedad.
Espirulina y diabetes
A día de hoy, la diabetes se considera un problema grave de salud pública. Aproximadamente el 10% de la población mundial la padece y se prevé que los casos aumenten considerablemente hacia 2050.
Se trata de una enfermedad crónica, causada por un páncreas cuya producción de insulina es deficiente o porque nuestro organismo la utiliza de forma inadecuada.
La insulina es una hormona muy importante porque es la encargada de regular los niveles de glucosa en sangre. Si estos están desajustados de forma continuada, con el tiempo se dañan órganos y tejidos como los riñones, la vista, los vasos sanguíneos y sobre todo el sistema nervioso.
Existen diferentes tipos de diabetes:
- Tipo 1 (insulinodependientes). En este caso el organismo no genera suficiente insulina y, por lo tanto, la persona necesita inyectarse la hormona para obtener un suministro diario.
- Tipo 2 (no insulinodependientes). Este tipo está relacionado con una síntesis ineficaz de insulina en el páncreas. Es el que afecta mayoritariamente a los adultos, aunque cada vez aparece a edades más tempranas.
- Gestacional. Ocurre exclusivamente durante el embarazo. En ocasiones, los niveles de azúcar en sangre de la madre se disparan. Esto implica complicaciones tanto durante la gestación como en el parto, así como dar a luz de forma prematura.
Aunque siempre tienen cierto peso la genética y otras enfermedades previas, la diabetes tipo 2 es relativamente fácil de controlar cuando se modifica el estilo de vida. Hacer ejercicio regularmente, seguir ciertas restricciones dietéticas y controlar el peso puede ser de gran ayuda para evitar complicaciones (aunque éstas a veces pueden aparecer debido a los efectos secundarios que causan los fármacos recetados para la enfermedad).
Los especialistas hacen mucho hincapié en la dieta, promoviendo el consumo de alimentos vegetales que ayuden a conseguir un equilibrio glucémico, con lo que se podría prevenir su aparición o controlar sus síntomas.
Uno de estos alimentos es la espirulina. Su contenido en proteínas, fibra, vitaminas, minerales, ácidos grasos y antioxidantes, puede ser de gran ayuda, sobre todo en pacientes a los que les cueste controlar la enfermedad y lidiar con las complicaciones que lleva asociadas.
Ahora bien, ¿qué beneficios le aporta la espirulina a una persona diabética?
Los efectos de la espirulina en la diabetes
Como veremos a continuación, los beneficios que aporta la espirulina para tratar la diabetes son varios. Pero esto no significa que sea un sustituto de la medicación prescrita por el médico, sino más bien un complemento del tratamiento. Lo más recomendable es consultar con el facultativo antes de tomar espirulina y seguir sus recomendaciones porque él conoce bien nuestra condición física.
Y ahora sí, pasamos a ver cuáles son esos beneficios:
Mejora el trabajo de la insulina
La espirulina contiene un antioxidante llamado ficocianina, que además de darle el color azul, potencia la función de la insulina haciéndola más eficaz para regular los niveles de glucosa en sangre. De hecho, diversas investigaciones han demostrado que los pacientes diabéticos que consumían espirulina de forma regular mantenían esos niveles equilibrados y no padecían subidas de azúcar, o hiperglucemia.
Alivia los síntomas de la neuropatía diabética
La diabetes puede dañar los nervios que afectan a las extremidades inferiores. Esto suele producir entumecimiento, sensación de hormigueo, calambres y debilidad muscular en piernas y pies. Gracias a las propiedades de la ficocianina para equilibrar la insulina, tomar espirulina puede mejorar los síntomas de esta afección.
Favorece la salud ocular
La espirulina contiene un porcentaje elevado de betacarotenos, unas sustancias que en el organismo se convierten en vitamina A, la cual al ser antioxidante protege la vista y mantiene en buen estado nuestra piel.
Reduce la grasa acumulada en el hígado
Muchos pacientes diabéticos tipo 2 acaban por desarrollar un hígado graso no alcohólico, sobre todo si tienen sobrepeso u obesidad. Esta enfermedad, con el tiempo, puede conllevar muchas complicaciones de salud. El poder de los antioxidantes para regular la insulina y evitar la oxidación de las grasas es un gran aliado para prevenir el daño hepático.
Disminuye las ganas de comer
El contenido en fibra de la espirulina además de mejorar el tránsito intestinal produce sensación de saciedad, algo muy útil en esos momentos en los que apetece picotear entre horas y se pone en peligro el equilibrio de la glucosa.
Ayuda a cicatrizar heridas
Aunque aún faltan más evidencias científicas, los estudios realizados hasta el momento muestran que al tomar espirulina se acelera la curación de úlceras y heridas, tan habituales en personas con diabetes.
Cómo tomar espirulina si tienes diabetes
Tomar espirulina es seguro siempre y cuando se sigan ciertas recomendaciones:
- Es importante adquirir el alga en comercios de confianza y asegurarse de que procede de cultivos autorizados para evitar la contaminación de bacterias y la presencia de metales pesados, como el mercurio.
- Tampoco se recomienda excederse de la cantidad recomendada por el fabricante, que normalmente es de 3 g al día. Los efectos secundarios causados por la sobredosis son: estreñimiento, dolor de cabeza, mareos y náuseas.
La forma más común de tomar espirulina es en comprimidos. A la mayoría le parece más práctico, sobre todo si no les agrada su sabor. Además, no tienen que preocuparse por la dosis, ya que viene establecida. Pero si decides consumirla en polvo, podrás disfrutarla añadiéndola a tus batidos y zumos o utilizarla como condimento de ensaladas, sopas, arroces, etc.
En resumen, tanto si quieres prevenir la diabetes como si debes convivir con ella, la espirulina es una opción saludable que quizá te interese tomar en cuenta.