El día a día de muchas personas no se entiende sin la existencia del café para desayunar o en el bar compartiendo buenos momentos con familiares y amigos.
La gran mayoría lo toma para estar más despejado y alerta, o para combatir el sueño. Hay quien dice que incluso le mejora el estado de ánimo. Pero, ¿qué hay de cierto en todo ello? ¿En realidad afecta el café a nuestro cerebro? Y si es así, ¿qué impacto tiene?
La cafeína, uno de los principales componentes del café, es un estimulante natural y, como tal, actúa directamente sobre el sistema nervioso. Por lo tanto, sí, el café influye en nuestro cerebro.
Entre ocho y quince minutos después de haber tomado una taza de café, la cafeína llega al cerebro e intercepta los receptores de adenosina, impidiendo que las neuronas la absorban. Esta hormona contribuye a la relajación y al estado de calma, pero su inhibición provoca la situación contraria: la actividad cerebral se acelera y aumenta la transmisión de información entre neuronas. Este cambio de estado tiene consecuencias directas en nuestro cerebro y, por extensión, en todo el organismo, tanto positivas como negativas.
Efectos positivos del café en el cerebro
1. Frena el deterioro cognitivo
La cafeína ayuda a que las conexiones cerebrales funcionen con normalidad e impide que se deterioren más rápido de lo previsto. Esto significa que la capacidad que tiene el cerebro para concentrarse y procesar la información mejora sustancialmente.
De hecho, un estudio realizado por el CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili, relaciona el consumo de café con un menor deterioro cognitivo, concretamente en personas que ya presentan un elevado riesgo cardiovascular. Según esta investigación, los componentes bioactivos del café, además de la cafeína, podrían frenar la producción de la proteína beta-amiloide, relacionada con la aparición del alzhéimer.
El estudio reveló que aquellas personas que tomaban dos tazas de café con cafeína al día tenían menos riesgo de padecer demencia que las que solo habían tomado una.
Por otro lado, se ha visto que, consumido de forma regular, también contribuye a retrasar la aparición del párkinson. Incluso las personas con la enfermedad diagnosticada presentan una mejoría de los síntomas después de beber un café por la mañana. Se muestran más activos y sociables, menos somnolientos y con mejor motricidad.
2. Nos mantiene despiertos
La adenosina, con su efecto inhibidor sobre la actividad cerebral, se va acumulando durante el día de manera que, mediante una serie de reacciones bioquímicas, al final provoca el sueño. La cafeína neutraliza los efectos de la adenosina, al mismo tiempo que incrementa los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en el torrente sanguíneo. Por eso, después de tomar café sentimos que estamos más alerta y que somos capaces de concentrarnos mejor, por lo que la percepción de todo aquello que nos rodea también mejora.
3. Nos energiza
Otro efecto de la cafeína tiene que ver con el aumento de la dopamina. Esta hormona es la encargada de activar los mecanismos que nos producen la sensación de bienestar y placer. En algunas neuronas, los receptores de adenosina y dopamina están asociados. Cuando la cafeína llega a estas neuronas e inhibe la acción de la adenosina, se activan la dopamina y la noradrenalina, proporcionándonos una sensación revitalizante cargada de energía.
4. Mejora la memoria
Cuando la cafeína libera dopamina, no solo mejora la atención, la concentración o la comprensión al realizar tareas, sino también la memoria a corto plazo. En cuanto a la memoria a largo plazo, se ve beneficiada por la acción de la cafeína en el momento en que esta aumenta los niveles de noradrenalina, una hormona que, entre otras cosas, interviene en el fortalecimiento de este tipo de memoria.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que si al café se le añada leche, azúcar o cualquier otro aditivo, los efectos de la cafeína se verán disminuidos.
Por otro lado, se sabe que cualquier proceso de aprendizaje requiere de cierto tiempo para que se consolide en la memoria. Pues bien, una investigación llevada a cabo por la Universidad Johns Hopkins, revela que tomar café después de realizar una tarea nueva o adquirir nuevos conocimientos puede ayudar a fijarlo mejor en la memoria, en lugar de tomarlo antes para estar más despiertos. Aunque aún se desconoce el mecanismo que lo hace posible.
Esto no significa que no se pueda tomar café antes de un examen, por ejemplo. Pero lo que sí es cierto es que aumentar la dosis de cafeína, superando los 200 ml diarios, no nos hará mejorar la memoria. Es más, incluso podría llegar a reducir el rendimiento cerebral.
De hecho, el efecto de la cafeína sobre la memoria es moderado en adultos sanos. En cambio, en personas que sufren deterioro cognitivo ese efecto es más notable. Por lo tanto, no se puede decir que la cafeína sea un potenciador de la memoria, sino más bien un restaurador de las capacidades perdidas o deterioradas.
Efectos negativos del café en el cerebro
1. Disminución de los procesos cognitivos
Hasta ahora hemos visto que un consumo moderado de café (no más de dos o tres tazas al día) es beneficioso para la salud cerebral. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que tomar más de seis tazas diarias aumenta en un 53% las probabilidades de padecer demencia y accidentes cerebrovasculares.
2. Insomnio
Los efectos de la cafeína tardan en desaparecer entre cinco y seis horas. Por eso, si lo bebes por la tarde o por la noche, puede causar alteraciones del sueño. Aunque esto va a depender de lo tolerante que seas a la cafeína.
3. Adicción
El café, consumido en grandes cantidades, puede convertirse en una bebida adictiva, debido sobre todo al efecto estimulante que la cafeína ejerce sobre el sistema nervioso. A mayor consumo, mayor tolerancia a esta sustancia y, por lo tanto, más cafés se necesitan para conseguir el mismo efecto.
4. Alteraciones del sistema nervioso y cardiovascular
En dosis muy elevadas y con un nivel de tolerancia bajo, la cafeína aumenta los niveles de cortisol y noradrenalina produciendo trastornos de ansiedad (que incluso desemboquen en depresión), estrés, taquicardia y arritmias. También se presentan otros síntomas, como excitabilidad, temblores o irritabilidad. En casos extremos, cuando el consumo de cafeína es superior a los 10 gramos, se pueden producir crisis epilépticas o incluso la muerte.
En resumen, tenemos buenos motivos para consumir café (con cafeína) de forma regular y moderada, ya que estimula nuestro cerebro y mejora muchos de sus procesos neuronales. Ahora bien, como todo en esta vida, un exceso puede suponer complicaciones para nuestra salud.