El gluten es una proteína presente en ciertos cereales. Una de sus propiedades es hacer que panes y masas tengan un aspecto y consistencia más esponjosos. Sin embargo, para un grupo amplio de la población representa un peligro para su salud.
Cada vez son más las personas que nacen o desarrollan intolerancia y alergia al gluten, por lo que se hace necesario saber qué productos son aptos y cuáles no para evitar complicaciones.
Los cereales no recomendados a personas intolerantes al gluten se conocen como TACC, es decir, trigo, avena, cebada y centeno.
El caso de la avena es particular porque no contiene gluten y, por ello, no debería resultar perjudicial. Sin embargo, se utiliza extensamente junto con otros en la elaboración de diversos productos, así que puede contaminarse fácilmente.
Por otro lado, el café es un producto capaz de aportar numerosos beneficios a nuestra salud, desde retrasar el envejecimiento y prevenir ciertas enfermedades gracias a sus antioxidantes, hasta mejorar el rendimiento intelectual y físico.
¿Deberían eliminarlo de su dieta aquellos que tienen problemas con el gluten?
Antes de contestar la pregunta, veamos en qué consiste el rechazo a esa proteína.
¿Qué es la intolerancia al gluten?
Para entenderlo, primero debemos saber que las personas que no deben comer gluten se clasifican en tres categorías, todas parecidas pero con una sintomatología algo diferente:
1. Celíacos o intolerantes
De las tres, es la patología más extendida entre la población. Se calcula que 1 de cada 100 personas posee una predisposición genética que les causa una intolerancia al gluten de por vida. Como consecuencia, el sistema inmunitario reacciona de forma agresiva lesionando el intestino e impidiendo que el organismo absorba los nutrientes esenciales procedentes de los alimentos.
Con el tiempo, tal respuesta inmunitaria genera diferentes anticuerpos capaces de atacar cualquier otro órgano. Por eso es de vital importancia seguir un tratamiento estricto para evitar complicaciones de salud graves y permanentes.
2. Alérgicos
Tiene lugar cuando alguien es hipersensible al gluten. Afecta a un menor porcentaje de la población y puede aparecer a cualquier edad.
En su caso, se produce una reacción adversa del sistema inmune ante la presencia de gluten, instantes o minutos después de haber ingerido el alimento. Si la reacción es muy severa, se desencadena un choque anafiláctico que, de no tratarse rápidamente, puede ser potencialmente mortal.
3. Sensibles al gluten
Es la menos común de las tres categorías y también puede aparecer en cualquier momento de la vida del individuo.
Aunque por la sintomatología que presentan las personas que lo padecen no pueden ser consideradas ni celíacas ni alérgicas, sí comparte algunos de los síntomas de ambas patologías.
Cualquiera de estos pacientes debe controlar muy bien lo que come y bebe. Por ejemplo, no solo es necesario que eviten el consumo de TACC, sino todas los productos y elaboraciones que lo contengan: rebozados, panes, galletas, repostería, pasta, pizza y platos preparados (donde el gluten se utiliza para potenciar el sabor).
Por suerte, muchos de los síntomas remiten a los pocos días de haber iniciado una dieta adecuada y personalizada, especialmente el dolor abdominal, el cansancio, la diarrea, las náuseas, los vómitos y el dolor de cabeza. Por eso es importante acudir a un nutricionista, que junto al diagnóstico del médico, diseñe un plan de alimentación libre de gluten y, a la vez, que sea nutritivo.
¿El café contiene gluten?
La respuesta es no. En ninguno de sus formatos: grano, molido, natural, torrefacto, descafeinado, soluble o en cápsulas.
De hecho, aparece en el listado de alimentos libres de gluten que elabora la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE). Por lo tanto, las personas con intolerancia o alergia al gluten pueden tomar café sin problemas, siempre que sea solo.
Ahora bien, que el café no contenga gluten no significa que esté exento de riesgos. Siempre hay que tener en cuenta la posible contaminación cruzada, sobre todo cuando lo consumimos fuera de casa.
En el bar y en la oficina
Aquí el riesgo es mínimo, prácticamente nulo, ya que para elaborarlo solamente se emplea agua y el propio café. Y lo mismo ocurre con las cafeteras, casi todas de cápsulas, que encontramos en los diferentes lugares de trabajo.
Máquinas expendedoras de bebidas
Con ellas hay que ir con más cuidado. Estas máquinas ofrecen otro tipo de bebidas, como infusiones, chocolate o caldos, por lo que no garantizan que el café no haya entrado en contacto con sustancias que sí contengan gluten.
Cápsulas
En principio no conllevan ningún peligro. Los fabricantes suelen asegurarse de que tanto en el proceso de preparación como en el envasado del café la maquinaria no haya sido usada para procesar otros alimentos.
La cosa puede cambiar cuando el café contiene otros sabores y aditivos, como leche, cacao, aromas, lecitina de soja o estabilizantes, productos susceptibles de contener gluten.
En el caso de los aromas, normalmente consisten en una mezcla de sabores naturales libres de gluten. Sin embargo, muchos de ellos contienen una base de alcohol, que proviene de cereales prohibidos como la cebada. Es cierto que el proceso de destilación del alcohol elimina el gluten, pero suele quedar un porcentaje residual que pudiera afectar a aquellas personas que sean extremadamente sensibles al gluten.
Café soluble
Para su obtención, el café se deshidrata y se somete a un proceso de secado, así que no tiene porqué sufrir ninguna alteración. Eso sí, será seguro siempre y cuando la cadena de producción (molinillos, cintas transportadoras, embalajes) hayan servido para procesar solo café y ningún otro alimento.
A la mínima sospecha de que se haya podido producir contaminación cruzada con otros cereales o aditivos, lo más sabio es leer con atención el etiquetado para comprobar que no existen trazas de gluten. Otra manera de evitarlo es comprando el café en grano y molerlo en casa.
Y si las dudas persisten, lo mejor es ponerse en contacto directamente con el fabricante. La mayoría de empresas cuentan con un servicio de atención al cliente que ofrece información nutricional de sus productos, y que suele estar orientado a clientes que sufren problemas de intolerancia o alergias alimentarias.
Sensibilidad al gluten
En algunas ocasiones, tras beber café, personas que no consumen gluten han padecido molestias gastrointestinales muy similares a las que aparecen en los casos de celiaquía. Normalmente, estos síntomas no están relacionados con la enfermedad autoinmune, sino con patologías previas del aparato digestivo, como la gastritis, las úlceras, la enfermedad de Crohn, o el síndrome de intestino irritable.
Por otro lado, algunas investigaciones han revelado cierta conexión existente entre el café y los síntomas que manifiestan algunas personas celíacas tras beberlo. Parece ser que, en este caso, el problema no tiene que ver con la cafeína, sino que se cree que el café puede contener algún compuesto que reacciona de forma agresiva con los anticuerpos del gluten.
A falta de más estudios al respecto, los médicos no desaconsejan, de momento, eliminar el café de la dieta. Al contrario, creen que las personas con problemas de intolerancia al gluten sigan disfrutando de los beneficios que ofrece esta bebida.