El café es una bebida muy interesante desde el punto de vista de la salud, debido a su contenido en sustancias bioactivas como la cafeína y los antioxidantes naturales. Las propiedades de estos compuestos aportan diversos beneficios para nuestro organismo.
Por ejemplo, es bien sabido que el café nos ayuda a mantenernos despiertos y alerta, pero quizás no todo el mundo sabe que también mejora la concentración, la memoria y el rendimiento físico; o que contribuye a controlar los niveles de glucosa en la sangre, el peso corporal y prevenir determinadas enfermedades. Aunque también es cierto que, consumido en exceso, puede aumentar la presión arterial y perjudicar el sistema circulatorio. Y en los casos de personas muy sensibles a la cafeína se pueden presentar síntomas como insomnio, ansiedad, nerviosismo o temblores.
Y, ¿qué hay del colesterol? ¿Altera el café sus niveles? Parece que sí.
Estrictamente hablando, el café no aporta colesterol, lo que ocurre es que algunos de sus componentes son capaces de elevar la concentración en la sangre. En este caso, la culpa no es de la cafeína, ya que el café descafeinado también causa este efecto. Así lo corrobora un estudio llevado a cabo por la Universidad Complutense de Madrid. Además, señala que precisamente la cafeína tiende a impedir que exista un gran almacenamiento de grasa en las células del cuerpo y frena la producción de triglicéridos (siempre que el consumo de café no exceda las cuatro tazas diarias). De esta manera, se limita el aumento de peso, mientras que los índices de colesterol LDL (el que se acumula en las arterias), disminuyen.
Entonces, ¿quién o quiénes son los responsables del aumento del colesterol cuando tomamos café? Veámoslo a continuación.
Los diterpenos del café
En el aceite contenido en los granos de café se pueden encontrar dos compuestos liposolubles, que pertenecen al grupo de los dipertenos, llamados cafestol y kahweol. Ambos poseen propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas, pero también tienen la capacidad de aumentar el colesterol LDL en el organismo al promover la liberación de colesterol en el torrente sanguíneo.
Estos dipertenos están presentes tanto en la variedad arábiga, un grano de mayor calidad, como en la robusta, menos aromática y de sabor más ácido. En cuanto a su cantidad, no varía demasiado entre el café en grano, el molido y el descafeinado. Aunque sí se ha visto que cuanto más se tuestan los granos, más concentración hay de cafestol y kahweol.
Cómo preparar el café para no aumentar los niveles de colesterol
Es posible disfrutar de una taza de café sin miedo a que aumenten los niveles de colesterol, solamente hay que tener en cuenta la forma de preparación. La más eficaz es el filtrado. Se ha demostrado que los filtros de las cafeteras (como las de goteo o las de cápsulas) retienen gran parte de estas moléculas, impidiendo que solo una pequeña cantidad pase a la bebida. La gran mayoría bebemos café filtrado, ya sea en casa o en la cafetería, así que, a no ser que abusemos del café, no debemos preocuparnos demasiado por una subida del colesterol.
Sí deberían tener más cuidado aquellas personas que consuman café francés, turco o griego, que se preparan siguiendo el método de infusionado o utilizan cafeteras de émbolo, sin filtros.
De todas formas, hay que recordar que los efectos de los diterpenos sobre el colesterol están asociados a un consumo superior a cuatro tazas al día. A este respecto, no todas las preparaciones de café aportan la misma cantidad de cafestol y kahweol. Por ejemplo, los cafés sin filtrar, como hemos visto, son los que más contienen y, por lo tanto, los que más elevan los niveles de colesterol. El café espresso también aporta bastantes diterpenos, a no ser que con él se preparen otros tipos de café filtrados, como americanos, capuchinos o lattes. En cambio, el soluble es un café filtrado y liofilizado, con una presencia de diterpenos más bien escasa.
Teniendo en cuenta un consumo de 5 tazas de café diarias, estos son los valores aproximados en los que se incrementa el colesterol en sangre:
- Café turco: alrededor de 10 mg/dl
- Café de cafetera de émbolo: casi 9 mg/dl
- Café espresso: 4 mg/dl
- Café de cafetera italiana: 2,7 mg/dl
- Café instantáneo: 0,4 mg/dl
- Café filtrado: menos de 0,4 mg/dl
Teniendo en cuenta estos datos, una persona con el colesterol ya elevado debería reducir el consumo de café, incluso del descafeinado, y evitar los cafés sin filtrar. En algunos casos hasta puede ser recomendable sustituirlo por otras bebidas. Esto depende de cada persona y de las recomendaciones que ofrezca su médico.
También se puede optar por añadirle canela al café. Está demostrado que una de las muchas propiedades que posee esta especia es la de reducir el nivel de triglicéridos. Por lo tanto, incluirla en la dieta de manera regular puede suponer una disminución de los índices de colesterol LDL y, a la larga, una prevención contra las enfermedades coronarias.
Sin embargo, cabe señalar, que el café no es el único responsable de que el colesterol aumente en nuestro organismo. Factores como la genética, el estilo de vida y la alimentación también tienen mucho que ver.
En la genética poco podemos influir, en cambio, sí podemos decidir cuidarnos para estar más saludables, sobre todo controlando lo que comemos. Una dieta sana y equilibrada, junto con ejercicio regular, contribuyen a mantener las arterias limpias, libres de colesterol. Por eso es importante no abusar de los complementos que solemos añadirle al café, como leche, leche condensada, azúcar o nata.
Resumiendo, el café puede incidir negativamente si ya tienes el colesterol alto. Aún y así, hemos visto que existen medidas alternativas al café para contrarrestar sus efectos. Pero si tus niveles son normales y te cuidas haciendo ejercicio y llevando una dieta sana, no tienes razón para preocuparte.