En España, 9 de cada 10 personas son consumidoras habituales de café. Y entre las mujeres embarazadas, un 60% confiesa que no puede pasar sin él. Muchas lo toman para combatir la somnolencia del primer trimestre.
Si eres una de ellas, te gustará saber que, si bien no se desaconseja beber café durante el embarazo, sí que es recomendable limitar su consumo. La razón tiene que ver con la cafeína.
Son numerosos los estudios que se han llevado a cabo para determinar qué efectos tiene esta sustancia durante la gestación, pero los resultados acostumbran a ser contradictorios. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece el límite de consumo en 300 mg diarios, mientras que el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) lo reduce a 200 mg. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Reikiavik, Islandia, publicaron sus conclusiones en 2020 y señalaron que no existe una dosis máxima diaria que sea segura, así que su recomendación es que las mujeres embarazadas eviten la cafeína.
En vista de los resultados, y a la espera de futuras investigaciones, el consenso entre la gran mayoría de expertos es consumir cafeína de forma moderada, es decir, limitar el consumo a no más de 150-200 mg al día.
Esta sustancia, aunque la relacionamos directamente con el café, también está presente en el té, el chocolate, los refrescos de cola, las bebidas energéticas y algunos medicamentos. Esto significa que, a la hora de calcular cuánta cafeína ingerimos, no podemos olvidar el resto de productos que la contienen y que también hayamos consumido.
Los efectos de la cafeína en el embarazo
Después de tomar una taza de café, la cafeína tarda unos 15 minutos en llegar al cerebro y entre 30 y 45 minutos en distribuirse por todo el torrente sanguíneo. A partir de ahí, el organismo tardará en expulsarlo alrededor de 4 horas.
La diferencia con una mujer embarazada está en su metabolismo, el cual se vuelve más lento. Esto hace que su cuerpo mantenga los niveles de cafeína durante mucho más tiempo, concretamente unas 18 horas. Por eso es importante reducir el consumo de cafeína. Aunque, como veremos a continuación, existen otros motivos no menos importantes.
Consecuencias para la madre
Nerviosismo: dependiendo siempre del grado de tolerancia que tenga hacia la cafeína, y debido a la lentitud de su metabolismo, una mujer en estado de gestación que haya consumido café puede experimentar intranquilidad durante bastantes horas e incluso padecer insomnio.
Aumento del ritmo cardíaco: el efecto estimulante de la cafeína acelera las pulsaciones y puede elevar la presión arterial, algo nada recomendable durante el embarazo, especialmente si la mujer ha desarrollado hipertensión gestacional o padece preeclampsia.
Molestias digestivas: la ingesta de café aumenta la secreción de ácido en el estómago, empeorando un síntoma bastante frecuente del embarazo: la acidez estomacal. Suele aparecer durante los primeros meses debido a los cambios hormonales que se producen en el organismo, pero también al final de la gestación como consecuencia de la presión que ejerce el bebé sobre el estómago. Si la futura madre ya padece esta molestia u otras como pesadez, náuseas y/o vómitos, debería evitar por completo todos los productos que contengan cafeína.
Consecuencias para el bebé
Se ha demostrado que la cafeína es capaz de atravesar la placenta, lo que puede afectar al crecimiento y desarrollo del bebé. Si penetran grandes cantidades (aunque algunos estudios señalan también a pequeñas dosis) la aportación de oxígeno a las células del feto, así como el flujo sanguíneo, puede verse alterado, provocando graves consecuencias:
Parto prematuro.
Aborto espontáneo: el riesgo es alto si la dosis que ingiere la madre supera los 200 mg de cafeína al día, ya que el inmaduro organismo del feto es incapaz de eliminarla.
Bajo peso al nacer: según un estudio publicado en la revista JAMA Network Open, los bebés de madres que consumían media taza de café al día eran un poco más pequeños que la media. Y este dato empeoraba si la cantidad de cafeína ascendía a 200 mg diarios. De hecho, se vio que por cada 100 mg de cafeína, el bebé perdía entre 21 y 28 gramos de peso. En condiciones normales, no supone un problema grave, pero sí lo es para niños prematuros o que presenten problemas prenatales. Además, estos niños están expuestos a padecer en el futuro obesidad infantil, diabetes y enfermedades cardíacas. Sin embargo, faltan más investigaciones para poder disponer de datos concluyentes.
Alteración del patrón de sueño y de movimiento en los últimos meses de embarazo debido a los efectos estimulantes de la cafeína, incluso si se ingiere poca cantidad.
¿Cuánto café se puede tomar?
Hasta ahora hemos visto que, a pesar de no ser una bebida prohibida, lo mejor es limitar al máximo su consumo durante el embarazo. Y es que es difícil saber con exactitud cuánta cafeína contiene una taza de café, ya que depende del tipo de grano y del tamaño de la taza. Por ejemplo, la variedad arábica tiene la mitad de cafeína que la variedad robusta, uno de los más consumidos.
Ahora bien, si realmente necesitas tomar esa taza de café (siempre bajo supervisión médica) y quieres hacerlo de manera que resulte lo más saludable posible, te conviene conocer algunas equivalencias:
- 300 mg de cafeína equivalen a 3 tazas de café soluble, 2 tazas de café espresso, 5 tazas de té, 8 latas de refresco o 400 g de chocolate.
- 1 taza de café con leche contiene entre 40-150 mg.
- 1 café solo de cafetería equivale a 100 mg.
- 1 taza de café descafeinado solo tiene 2 mg de cafeína.
La verdad es que si eres consumidora habitual de café y te has quedado embarazada, quizás te resulte difícil prescindir de él. Ahora que debes disminuir la dosis diaria, no es recomendable que lo hagas de forma brusca, ya que puedes experimentar irritabilidad, cansancio, dolores de cabeza o falta de concentración. Lo mejor es ir por pasos:
- Empieza por tomar una taza en lugar de dos.
- Al cabo de unos días, mezcla tu café habitual con una variedad descafeinada.
- Poco a poco ve aumentando la dosis de descafeinado hasta que dejes de beber café con cafeína.
Recuerda que, a la hora de tomar café, la clave está en la moderación, pero nunca está demás sustituir alguna taza de café por bebidas más saludables, como zumos de frutas naturales o simplemente agua. Solo así evitarás los posibles efectos nocivos que la cafeína le pueda causar al bebé.