Por su sabor, textura y versatilidad, las setas se han hecho un hueco en las cocinas de muchos restaurantes alrededor del mundo. Sin embargo, la razón de introducirlas en nuestra dieta va más allá de que sean un producto exquisito. Las setas comestibles están repletas de nutrientes que les otorgan propiedades beneficiosas para la salud.
Ahora bien, eso no significa que debas comerlas sin control porque, en ocasiones, pueden producir algunos efectos adversos.
A continuación, te mostramos cuáles son sus principales propiedades y beneficios, pero también las contraindicaciones para que puedas sacar el máximo provecho de las setas comestibles.
Propiedades de las setas comestibles
Las setas, como indica la Federación Española del Corazón (FEC), destacan por sus proteínas vegetales de alta calidad (sobre todo cuando están deshidratadas), y por ser una fuente de fibra, vitaminas (A, B, C, D) y minerales (hierro, calcio, magnesio, potasio, zinc, selenio, yodo).
También contienen bajos niveles de hidratos de carbono, grasas y calorías. Es por ello que los nutricionistas las tienen en cuenta a la hora de planificar dietas de adelgazamiento.
Su elevado valor nutricional les otorga un buen número de propiedades saludables, entre las que se encuentran las siguientes:
Antioxidantes
Las setas comestibles contienen sustancias antioxidantes que nos ayudan a prevenir enfermedades porque frenan el daño que causan los radicales libres.
Cardiosaludables
Las vitaminas y minerales presentes en las setas son necesarias para mantener en buen estado las arterias y el corazón, ya que regulan la presión sanguínea y equilibran los niveles de colesterol y glucosa.
Desintoxicantes
El selenio es el mineral más abundante en las setas comestibles. No solo es un potente antioxidante, sino que ayuda a limpiar el hígado y a eliminar toxinas.
Fortalecen el sistema nervioso
El hierro y el magnesio son fundamentales para el buen funcionamiento de los neurotransmisores cerebrales y garantizar una buena salud mental.
Refuerzan las defensas del organismo
Comer setas estimula la producción de las células encargadas de luchar contra los virus y las bacterias que pueden invadir nuestro cuerpo.
Saciantes
Uno de los principales componentes de las setas es la lignina, un tipo de fibra insoluble que ayuda a limpiar el tracto intestinal. Al mismo tiempo, tiene poder para retener el agua e hincharse. Esto produce sensación de saciedad e impide que comamos en exceso.
Aportan aminoácidos esenciales
Muchas setas comestibles nos proporcionan los aminoácidos que nuestro cuerpo sólo puede adquirir mediante los alimentos, y que son imprescindibles para producir las proteínas y garantizar que nuestro cuerpo lleve a cabo todas sus funciones sin problemas.
Las setas comestibles y sus beneficios
Al comprobar que las setas comestibles tienen tantas buenas cualidades, no sorprende que los médicos recomienden su consumo habitual como parte de una alimentación sana y equilibrada. De hecho, tener esas propiedades saludables se traduce en muchos beneficios para nuestro organismo, como veremos a continuación.
Antienvejecimiento
La gran mayoría de setas comestibles y medicinales contienen muchos compuestos antioxidantes, en algunos casos hasta 40 veces más que el germen de trigo. Estos tienen la capacidad de frenar la oxidación celular y, por lo tanto, la aparición prematura de arrugas y sequedad de la piel, ambos signos claros de envejecimiento. Además, la presencia de cobre en este alimento estimula la producción de colágeno, imprescindible para darle a la piel firmeza y elasticidad.
Ayudan a perder peso
Un 90% de la composición de las setas comestibles en estado natural es agua, por lo que son muy poco calóricas. Esto, unido a su poder saciante y a que son bajas en grasas, las convierte en un alimento ideal para introducir en dietas de adelgazamiento.
Previenen el deterioro cognitivo
El alto valor nutritivo de las setas, que incluye vitaminas del grupo B y antioxidantes, favorecen la salud cerebral. Esto significa que funciones como la memoria se ven potenciadas, mientras que frena el deterioro de la red neuronal.
Reducen el colesterol LDL
Algunas setas comestibles contienen ácido linolénico, un tipo de ácido graso omega-6 que interviene en la absorción del llamado colesterol «malo», impidiendo que este se acumule en las arterias.
Refuerzan el sistema inmunitario
Diversos estudios han demostrado que comer setas con regularidad, dentro del marco de una dieta sana, disminuye los marcadores inflamatorios y fortalece nuestras defensas al aumentar el número de células T. Este tipo de células inmunitarias tienen dos funciones: Por un lado, ayudan a otras células a combatir los agentes infecciosos; y por el otro, destruyen células infectadas y tumorales. Esto ocurre principalmente con las llamadas setas medicinales, entre las que se encuentra el shiitake, el maitake o el cordyceps, entre otras.
Regulan la presión arterial
Las setas comestibles, y en especial el reishi y el shiitake, mejoran el flujo sanguíneo y evitan la rigidez de las paredes arteriales. Esto hace que sea más improbable tener una subida de tensión y contribuye a la buena salud cardiovascular.
Recomendadas para diabéticos
Las setas carecen de colesterol y apenas tienen azúcar, por lo que las personas diabéticas pueden comerlas sin riesgo de sufrir picos de glucemia, siempre y cuando su médico no diga lo contrario. Por otro lado, algunas setas, y en especial los champiñones blancos, son capaces de regular los niveles de glucosa en sangre.
Son anticancerígenas
Setas como el shiitake, el reishi y el maitake se utilizan en el tratamiento contra el cáncer gracias a la presencia de betaglucano. Diferentes estudios han descubierto que este compuesto tiene la propiedad de aumentar la capacidad del sistema inmunitario para luchar contra las células cancerígenas.
Contraindicaciones de las setas comestibles
El mayor riesgo que comporta comer setas está relacionado con las intoxicaciones. No todas las personas que van al monte a recolectar setas tienen suficientes conocimientos en micología y, por lo tanto, no distinguen bien las setas comestibles de las que no lo son. Esto, evidentemente, no ocurre si las compramos en el supermercado.
Sin embargo, existen otros peligros que deberíamos tener en cuenta. Por ejemplo, aunque hemos visto que las setas son alimentos muy saludables, comerlas en exceso puede provocar efectos desagradables, sobre todo indigestión, pero también hinchazón y dolor abdominal, diarreas y náuseas. Lo más recomendable es cocinarlas antes de comerlas y no exceder la cantidad de una taza dos o tres veces por semana.
Las setas comestibles también pueden producir reacciones alérgicas en personas propensas a ello.
En el caso de mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, no hay problemas en consumir setas, siempre que no haya habido una reacción adversa previa.
En resumen, por sus propiedades nutricionales y su bajo contenido en grasa, las setas pueden ser consumidas por todo tipo de personas e introducidas en cualquier tipo de dieta. No dejes de aprovechar todos sus beneficios.