Existen diferentes tipos de anemia, pero la más común es la causada por un déficit de hierro en el organismo, también conocida como anemia ferropénica.
Se trata de un problema cada vez más frecuente en nuestra sociedad, muchas veces relacionado con el estilo de vida poco saludable que llevamos. Y afecta principalmente a niños, mujeres y personas mayores.
Entre sus síntomas, el más notable es la fatiga, que puede afectar seriamente el día a día de la persona. La solución pasa por asegurar un aporte óptimo de hierro, ya sea a través de alimentos ricos en este mineral o de suplementos alimenticios.
Una fuente natural de hierro es el alga espirulina, que contiene hasta 10 veces más que las espinacas.
Ahora bien, ¿cómo nos afecta la falta de hierro y cómo puede ayudar la espirulina? Primero veamos por qué el hierro es tan importante.
La importancia del hierro en el organismo
El hierro es un oligoelemento vital para nuestro cuerpo. Su función principal es la de participar en la producción de glóbulos rojos y transportar oxígeno a todos los tejidos.
Cuando los niveles de hierro son suficientes, nuestras células están más oxigenadas. Y esto contribuye a que tengamos más vitalidad y mejor salud. De hecho, el hierro interviene en la formación de células inmunitarias, proporcionándonos una mejor defensa contra las infecciones.
Por lo tanto, la falta de hierro conduce a la anemia, es decir, una carencia de glóbulos rojos en el sistema que impide o ralentiza la oxigenación de las células.
Nosotros no fabricamos hierro y por eso necesitamos adquirirlo a través de la dieta.
Además, se añade el hecho de que los depósitos de este mineral disminuyen con la edad. Y, en el caso de las mujeres embarazadas, es necesario incrementar los niveles debido a que el volumen sanguíneo de la madre aumenta para poder suministrar todos los nutrientes necesarios al bebé a través de la placenta.
Pero aquí es donde aparece uno de los mayores inconvenientes: nuestra alimentación tiende a ser deficiente en hierro.
La espirulina puede ser de gran ayuda en estas situaciones. Pero, además, nos aporta un beneficio extra. Resulta que el hierro es un mineral difícil de absorber por el intestino y se ha descubierto que las paredes celulares de la espirulina facilitan la asimilación de todos los nutrientes. Al ser de origen natural, nuestro organismo lo acepta mejor que el hierro sintético, evitando así cualquier tipo de reacción adversa.
La anemia ferropénica está causada principalmente por dos factores: la pérdida de sangre y las dificultades para absorber el hierro.
Pérdida de sangre
Cuando se pierde sangre, inevitablemente se produce una pérdida de hierro y esto puede ocurrir de diversas maneras:
- Traumatismos y cirugías.
- Un ciclo menstrual en el que la hemorragia sea abundante.
- Sangrado gastrointestinal causado por una enfermedad inflamatoria intestinal, la celiaquía o medicamentos como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos (por ejemplo, el ibuprofeno).
- El sangrado a través de las vías urinarias.
- Enfermedad renal. El cuerpo de estos pacientes no produce eritropoyetina, una hormona necesaria para producir glóbulos rojos.
Dificultades para absorber el hierro
Las enfermedades del tracto digestivo como la celiaquía, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa impiden que el cuerpo asimile el hierro. Pero también puede producir ese bloqueo la cirugía realizada en el estómago y los intestinos.
Incluso los atletas pueden verse afectados por este bloqueo al producirse una descomposición de los glóbulos rojos durante la práctica continuada de ejercicio intenso.
Cabe mencionar también el caso de la obesidad y las enfermedades inflamatorias crónicas. En ambos casos el organismo tiene dificultades para utilizar el hierro.
Espirulina para combatir la anemia
El alga espirulina es rica en proteína vegetal, ácidos grasos esenciales, clorofila, vitaminas y minerales. Pero, también es una fuente de hierro de fácil asimilación.
En cuanto a la cantidad de hierro que contiene la espirulina, podemos decir que es 10 veces superior a las espinacas, 6 a la carne roja y 3 a las lentejas. De hecho, en 100 g de espirulina deshidratada hay unos 30 g de hierro, mientras que 100 g de carne apenas contiene 5 g.
El tipo de hierro que se encuentra en la espirulina es principalmente no hemo, es decir, de origen vegetal. Y este, a diferencia del hierro hemo (procedente de productos animales), nuestro cuerpo la absorbe peor.
También hay que tener en cuenta que no asimilamos todo el hierro que ingerimos. Por ejemplo, el hierro hemo se absorbe un 25%, mientras que el porcentaje del no hemo es del 10%.
Sin embargo, la espirulina es una excepción. Según varios estudios científicos, su absorción es 6,5 veces superior al hierro de la carne. Esto es posible gracias a que la espirulina contiene unas proteínas que se unen al hierro para facilitar su asimilación. Asimismo, esta alga es rica en vitamina C y cobre, que también colaboran en ese sentido.
Puedes adquirir espirulina en comprimidos, o en polvo. Aunque es importante seguir consumiendo otros alimentos ricos en hierro. De esa manera te asegurarás de suministrar al organismo el aporte de otros nutrientes necesarios para mantenerte en forma.
La dosis diaria recomendada de espirulina es de 3 g o 6 comprimidos durante al menos un mes para paliar los efectos de la anemia. Pero lo ideal es consultar primero con el médico para que realice un seguimiento personalizado y ajuste la dosis dependiendo de tus necesidades físicas o de si existen enfermedades previas.
Consecuencias de la falta de hierro
Los síntomas más frecuentes asociados a la anemia ferropénica son: cansancio, fatiga, mareos, manos y pies fríos, dolor de cabeza y uñas quebradizas.
Pero las consecuencias de una anemia no tratada o no diagnosticada puede desencadenar en problemas más graves: síndrome de piernas inquietas, dolor en el pecho, dificultad para respirar, problemas cardíacos y empeoramiento de otras afecciones crónicas.
En mujeres embarazadas pueden aparecer complicaciones durante la gestación y en el desarrollo del bebé, así como abortos espontáneos y partos prematuros.
En el caso de que ya se haya diagnosticado la anemia ferropénica, el médico puede recetar suplementos de hierro. Se trata de un tratamiento a medio o largo plazo, ya que toma de tres a seis meses reponer los niveles del mineral.
En casos extremos, cuando la anemia es grave, el facultativo puede decidir poner hierro por vía intravenosa. Y si el origen del problema radica en una producción deficiente de glóbulos rojos, se recetan medicamentos que estimulen la eritropoyetina.
Ahora bien, para prevenir la anemia por falta de hierro y mantener unos niveles estables, la solución pasa por incluir en la dieta alimentos ricos en hierro y vitamina C. Esta es especialmente importante porque ayuda al organismo a absorber mejor el hierro. Por lo tanto, los alimentos que no deberían faltar en la dieta son:
- Legumbres
- Frutos secos
- Huevos
- Carne roja magra
- Pescados como el salmón
- Cítricos
- Pimientos
- Fresas
- Tomates
- Vegetales de hoja verde
Al mismo tiempo, habrá que tener cuidado con ciertos alimentos que dificultan la absorción del hierro y limitar su consumo:
- Té negro
- Té verde
- Vino tinto
- Lácteos
No se trata de eliminarlos de la dieta, sino evitar consumirlos junto con los alimentos ricos en hierro.
Además de ser eficaz para mantener nuestros depósitos de hierro, la espirulina tiene propiedades que ayudan a reforzar el sistema inmunológico, mejoran el rendimiento físico, combaten el daño causado por los radicales libres y previenen el envejecimiento prematuro. Así que, tomar esta alga aporta un buen número de beneficios a nuestro organismo y es una excelente alternativa a los suplementos sintéticos.