Dentro del mundo de los suplementos alimenticios, la espirulina se ha ido haciendo un hueco gracias a los beneficios que aportan sus múltiples propiedades. Entre otras cosas, es útil para prevenir la anemia y la diabetes, para mejorar la salud del cabello y de la piel y para suplir las carencias proteicas de las dietas veganas.
Pero esta cianobacteria (aunque se la incluye dentro del grupo de las algas verde azuladas) también puede ser de gran ayuda a la hora de perder peso.
Te mostramos cómo.
¿Ayuda la espirulina a adelgazar?
La espirulina es un complemento popular en las dietas de adelgazamiento. Sin embargo, ¿hasta qué punto podemos estar seguros de su eficacia?
La ciencia ha demostrado que la espirulina contiene fenilalanina, un aminoácido que inhibe la liberación de las hormonas que regulan el apetito en el intestino. El resultado es una reducción de la sensación de hambre.
Por lo tanto, podemos concluir que la espirulina es una aliada para perder peso porque nos impide comer en exceso y picotear entre horas.
Ahora bien, el resto de nutrientes de la espirulina (betacarotenos, proteínas, ácidos grasos esenciales, fibra, clorofila, vitaminas y minerales) también contribuyen a regular el peso corporal:
Acelera el metabolismo
Ayuda al cuerpo a quemar más calorías.
Es quemagrasas
Favorece la movilización de la grasa acumulada en los tejidos.
Actúa como antioxidante y antiinflamatorio
El sobrepeso y la obesidad están estrechamente relacionados con los factores inflamatorios y la resistencia a la insulina. Pero algunos componentes de la espirulina reducen el estrés oxidativo de las células de grasa. De este modo, disminuye la inflamación y se favorece la sensibilidad a la insulina.
Es un alimento bajo en calorías
Una cucharadita apenas contiene 20 calorías.
Favorece el tránsito intestinal
La fibra elimina la grasa sobrante y aporta saciedad.
Regula los niveles de azúcar en sangre
Esto supone una ventaja porque cuando esos niveles están desequilibrados ganamos peso.
No obstante, las propiedades de la espirulina van más allá de solamente ser un complemento para perder peso. Aunque no están directamente relacionadas con ello, las otras funciones que cumplen los nutrientes de la espirulina contribuyen a mantener un estado de salud óptimo, algo sumamente importante cuando se hace dieta.
Algunas de esas funciones son:
- Reforzar el sistema inmunitario.
- Reducir el colesterol y los triglicéridos.
- Oxigenar la sangre y los tejidos del cuerpo.
- Mantener estable la presión arterial.
En definitiva, la espirulina también promueve la buena salud del corazón y mejora el rendimiento cerebral.
Por otro lado, un suplemento de espirulina puede cubrir las necesidades nutricionales en caso de que la dieta sea pobre o restrictiva. De hecho, esta cianobacteria es un alimento muy completo que contribuirá a reducir el apetito, ya que cuando una dieta es pobre nutricionalmente hablando, el organismo lo compensará activando la sensación de hambre, con lo que la dieta sería inútil.
Evidentemente, la espirulina por sí sola no nos hará adelgazar. Para que haga efecto debemos alimentarnos de forma sana y equilibrada, así como tener una rutina de ejercicio.
Cómo tomar espirulina para perder peso
La espirulina se puede adquirir en comprimidos o en polvo. En cuanto a los comprimidos se aconseja tomarlos una media hora antes de las comidas para reducir la ansiedad por comer y aumentar la sensación de saciedad.
Si optas por la espirulina en polvo, la puedes utilizar añadiendo una cucharadita a tus platos (sopas, ensaladas o pastas) o bebidas como zumos y batidos naturales.
Aunque es conveniente ceñirse a la dosis que recomienda el fabricante, durante la primera semana puedes disminuir la cantidad de espirulina a la mitad para detectar posibles reacciones adversas. Si tu organismo la tolera bien, puedes ir subiendo la dosis hasta llegar a la recomendada.
Y como cualquier otro suplemento natural, no debes tomarla durante periodos prolongados.
Contraindicaciones de la espirulina
Las Agencias de Seguridad Alimentaria aseguran que la espirulina tomada en dosis moderadas, es decir, sin excederse de la aconsejada por cada fabricante, es un alimento que generalmente no presenta riesgos y es bien tolerado.
A pesar de ello, en ocasiones puede producir diarrea, hinchazón abdominal, flatulencias, dolor de cabeza o enrojecimiento de la piel.
También es importante averiguar si la espirulina que compramos se ha cultivado en ambientes controlados porque cuando no es así, puede contener metales pesados como el arsénico o toxinas, procedentes de una alga azul verdosa llamada Microcystis aeruginosa, con capacidad para dañar el hígado. En este caso también pueden aparecer síntomas algo más severos: náuseas, vómitos, debilidad y ritmo cardíaco acelerado.
Por lo tanto, cuando decidas comprar cualquiera de los complementos nutricionales a base de espirulina que existen en el mercado, averigua que quien la vende está autorizado para ello y fíjate en que el etiquetado del producto indique su origen orgánico.
Cabe mencionar que existen algunas circunstancias en las que es conveniente tomar espirulina bajo la supervisión del médico o del nutricionista por el peligro que puede comportar o los problemas que puede acarrear, son las siguientes:
- Personas con problemas de coagulación, ya que la espirulina tiene efecto anticoagulante y empeoraría el estado del paciente.
- Estar bajo tratamiento con fármacos inmunodepresores o antidiabéticos porque podrían existir interacciones.
- Mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. No existe suficiente prueba científica que avale que la espirulina es segura en estos casos. Así que, por precaución, es mejor evitarla.
- Personas que padecen una enfermedad autoinmune como el lupus, la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple, ya que podría empeorar los síntomas.
En resumen, si estás pensando en perder peso, no dudes en utilizar la espirulina. Con moderación y acompañada de un estilo de vida saludable, será una buena aliada para deshacerte de esos kilos de más.