¿El café es bueno o malo para la diabetes?

¿Eres diabético y no sabes cómo puede afectar el café a tus niveles de glucosa? Sigue leyendo para averiguarlo.

Son pocas las personas que no disfrutan cada mañana de una taza de café para empezar el día con energía, o por la tarde para estar más concentradas durante la jornada laboral. Otros lo beben para potenciar su rendimiento físico antes de realizar ejercicio. O simplemente porque es una bebida que les encanta.

Sea como fuere, los efectos de la cafeína sobre el organismo siempre han estado rodeados de cierta polémica, sobre todo si el individuo padece algún tipo de dolencia, como la diabetes. En estos casos, ¿es recomendable seguir tomando café? Veámoslo a continuación.

Los efectos del café en los niveles de glucosa

Si bien es cierto que la cafeína afecta de distinta forma a cada persona, dependiendo de su grado de tolerancia a esta sustancia, parece ser que no influye demasiado en los niveles de glucosa en sangre de adultos sanos. La dosis máxima recomendada es de 400 mg de cafeína al día, lo que equivale a tres o cuatro tazas.

En cuanto a las personas diabéticas, algunas observan cambios significativos en sus niveles de glucosa con tan solo una taza, mientras que otras apenas notan diferencias. Como cada individuo es un mundo, lo más prudente es hacerse controles de glucosa antes y después de beber café. De esta manera, será más fácil saber qué impacto tiene la bebida en su organismo. En base a esto, se podrá determinar si es necesario ajustar la dosis diaria de café. Aunque antes de tomar una decisión siempre es buena idea consultar con el endocrino.

Aún y así, los expertos, entre los que se encuentra la Fundación para la Diabetes, informan de que el café es un alimento apto para diabéticos, siempre y cuando se consuma con moderación.

Por otro lado, la combinación de café y diabetes siempre ha generado creencias erróneas que la ciencia se ha encargado de desmentir. Por ejemplo, siempre se había pensado que al beber café la sensibilidad a la insulina mejoraba. Pero un estudio reciente ha desvelado que, en realidad, no tiene ninguna influencia sobre esta hormona.

También se ha asociado el café con un aumento de glucosa en sangre. Sin embargo, lo que sugieren las investigaciones es que ingerir café, con o sin cafeína, disminuye el riesgo de desarrollar la enfermedad e incluso ayuda a controlar mejor la glucemia.

Pero, ¿qué componentes tiene el café para que resulte tan beneficioso en la diabetes?

Cafeína

Cuando la cafeína llega al cerebro, uno de los efectos que tiene es estimular la producción de adrenalina. Esta, además de mantenernos alerta, hace que el hígado libere la glucosa que tiene almacenada para proporcionar la energía que el cuerpo necesita en determinados momentos.

Esto es especialmente importante en los casos de hipoglucemia nocturna. Una investigación publicada por la Asociación Americana de Diabetes reveló que se puede reducir el riesgo de aparición de la hipoglucemia, o disminuir el tiempo en que dura cada episodio, al beber un poco de cafeína por la noche. Puede ser una buena opción, siempre y cuando se tenga una elevada tolerancia a la cafeína que no cause insomnio.

Antioxidantes

Uno de los efectos adversos de la diabetes es la oxidación del organismo. Como resultado, los órganos se deterioran y fallan. El hígado es uno de los más afectados y al ser un órgano que interviene en el control de la glucosa, puede hacer que la enfermedad empeore.

El café es rico en ácido clorogénico y polifenoles, ambos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que puede ayudar a combatir ese efecto oxidativo.

Por otro lado, los polifenoles, además de estimular la liberación de insulina, contribuyen a que el intestino absorba la glucosa de forma más lenta y a que el hígado disminuya su producción. El resultado es una disminución de los niveles glucémicos.

Factores que pueden incrementar la glucemia

Existen varios síntomas y circunstancias que pueden elevar los niveles de glucosa y que pueden confundirse con los efectos que produce el café.

  • Dormir poco. La falta de sueño es una de las causas del aumento de la glucosa en el torrente sanguíneo. Y eleva las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2. Si una persona diabética toma café en exceso puede padecer insomnio, empeorando su enfermedad.
  • Nerviosismo y ritmo cardíaco alto. Ambos son dos de los muchos síntomas que presenta la hipoglucemia. Pero también son dos efectos que produce el exceso de cafeína en el organismo, o una elevada sensibilidad a ella. Un diabético podría confundir estas señales y pensar que solamente se debe al café, cuando en realidad su nivel de glucosa ha caído por debajo de lo normal. Esto puede deberse a un efecto secundario de los medicamentos para tratar la diabetes, a que no ha ingerido suficientes carbohidratos, a que no respeta su horario de comidas, o se salta alguna, o a un exceso de actividad física.
  • Estar enfermo. Un resfriado o una infección puede elevar los niveles de glucosa, además de provocar otros problemas graves de salud.
  • Fenómeno del alba. Se refiere a un aumento anormal de glucosa en la sangre que suele ocurrir entre las 2 y las 8 de la mañana. Está causado por la liberación natural de otras hormonas que preparan el cuerpo para funcionar bien al despertar y que aumentan la resistencia a la insulina. También lo puede provocar una dosis baja de medicamentos para la diabetes o haber consumido demasiados carbohidratos antes de ir a dormir.

¿Cómo debería tomar el café una persona diabética?

Tomar café, a pesar de que puede subir ligeramente la glucemia, es seguro para los diabéticos. Sin embargo, puede suponer un riesgo según como lo preparen, tanto si lleva cafeína como si es descafeinado.

Para empezar, se debería optar por un café que no sea torrefacto, ya que en el proceso se le añade azúcares. Y, evidentemente, habría que evitar añadirle azúcar, edulcorantes artificiales, nata, crema o miel. Todos estos productos impiden que se pueda realizar un buen control glucémico, influyen negativamente en el peso corporal y, en ocasiones, pueden conducir a una hiperglucemia.

Si se le quiere añadir leche al café, hay que tener en cuenta la ingesta de grasas, hidratos de carbono y proteínas que ya aporta la dieta. Además, de nada sirve tomar leche semidesnatada o desnatada si no se reduce el consumo de grasas que aportan otros alimentos.

La leche condensada es mejor descartarla por su elevado contenido en azúcar. Y tampoco se recomienda el consumo de leches vegetales, ya que contienen más cantidad de azúcares que la leche de vaca.

Las personas con diabetes, aunque pueden comer de casi todo, deben cuidar mucho su dieta para evitar picos de glucemia. En cualquier caso, debe ser un nutricionista quien supervise lo que cada uno puede comer en función de sus necesidades y de cómo afecta la enfermedad a cada individuo.