Las algas marinas se han puesto muy de moda debido a que se las considera «superalimentos», es decir, aquellos que por sus características saludables nos ayudan a sentirnos bien y con más energía. Y no es de extrañar, porque las algas componen un grupo de alimentos considerados de gran valor nutricional.
Las algas marinas no solo son hipocalóricas, sino que están repletas de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, entre otros nutrientes. Este es uno de los motivos por el que algunas mujeres embarazadas se interesan por las algas.
Sin embargo, aún existen ciertas dudas acerca de su consumo. De entrada, te decimos que las puedes consumir, aunque con moderación.
A lo largo del artículo te desvelamos cómo actúan las algas marinas, cuáles son mejores durante el embarazo y qué precauciones debes tomar.
¿Por qué comer algas marinas en el embarazo?
Al igual que muchos otros alimentos, las algas marinas pueden formar parte de la dieta de la mujer embarazada, siempre y cuando sea de forma controlada.
Son muchos los nutrientes que aportan y que son importantes tanto para la salud de la madre como para la del bebé. Veamos algunos:
Ácidos grasos omega 3
Las algas marinas son ricas en ácidos grasos poliinsaturados, especialmente los omega 3. Diferentes estudios han demostrado que estos juegan un papel muy importante en el embarazo. Por ejemplo, disminuyen los riesgos de desarrollar preeclampsia, sufrir un parto prematuro, dar a luz a un bebé con bajo peso o incluso evitar la depresión, ya sea durante la gestación o después del parto.
Calcio
Un hecho destacable de las algas marinas es que todas ellas, en diferentes proporciones, constituyen el alimento más rico en calcio que existe. Este mineral es muy necesario para la formación del esqueleto y la musculatura del bebé, pero también para el buen funcionamiento del sistema circulatorio y nervioso de ambos.
Fibra
Uno de los trastornos más habituales que padecen las mujeres embarazadas es el estreñimiento. De ahí la importancia de aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra, como las algas marinas. Además, también ayuda a disminuir el riesgo de padecer diabetes gestacional y preeclampsia porque la fibra mantiene los niveles de azúcar en sangre estables y reduce el colesterol y los triglicéridos.
Hierro
Para poder mantener en condiciones óptimas la salud de la futura madre y el buen desarrollo del bebé, el volumen de sangre de la mujer embarazada aumenta alrededor de un 50%. Esto implica que su cuerpo debe obtener más hierro, un total de 30 mg al día. De esta manera, impedirá la aparición de la anemia ferropénica y sus consecuencias: aumentar las probabilidades de un parto prematuro, proporcionar un aporte menor de oxígeno al bebé o que este nazca con un peso inferior al normal.
Pero para que el organismo absorba bien el hierro, también es imprescindible aumentar el consumo de vitamina C, que ya está presente en la mayoría de algas.
De todas formas, es importante consultar con el médico antes de tomar cualquier suplemento o alimento que contenga hierro.
Yodo
Se trata de un mineral imprescindible para regular la actividad de la tiroides. Esta glándula produce una serie de hormonas que son necesarias para el correcto desarrollo del pequeño y asegurar que el embarazo llegue a buen término.
De hecho, el yodo es fundamental en el desarrollo neurológico del feto, hasta el punto de que la causa más frecuente de retraso mental evitable en recién nacidos se debe a un déficit de este micronutriente.
Hay que tener en cuenta que la dieta normal en los países occidentales suele ser pobre en yodo, pero las necesidades de este mineral aumentan en el embarazo y la lactancia. Lo ideal es ingerir suplementos de yodo (siempre bajo prescripción médica) antes de quedarse embarazada o en las primeras semanas de gestación y hasta el final de la lactancia. Hacerlo mediante algas marinas podría ser una buena opción.
Del mismo modo, la carencia de yodo también es perjudicial. Puede causar hipertensión en la madre y defectos en la formación del bebé.
Por otro lado, las algas marinas también son hipocalóricas y abundan en proteínas de alto valor biológico y vitamina B12, ambos necesarios durante el embarazo.
Algas marinas compatibles con el embarazo
Como hemos visto, las algas marinas, por sus propiedades saludables, son un alimento que la mujer embarazada debería tener en cuenta a la hora de elaborar su dieta. Sin embargo, no todas las algas son aconsejables, y las que lo son deben tomarse con moderación, como las siguientes:
Dulse
Tomada en su justa medida, es un alga que no tiene contraindicaciones. Es una fuente de vitamina C, hierro y potasio. Además, aporta el aminoácido esencial lisina, cuya función es aumentar las defensas y proteger el organismo de los virus.
El alga dulse tiene propiedades digestivas y es eficaz para combatir los síntomas del estrés.
Espaguetis de mar
Estas algas destacan por su elevado contenido en vitamina C, además de potasio y alginato (un compuesto con propiedades digestivas). Sin embargo, también contiene mucho yodo por lo que es prudente consumirla con precaución.
Nori
Esta alga roja es conocida por ser la que se utiliza para elaborar el sushi. Es altamente rica en proteínas, hierro y vitaminas A, B y C. Destaca su aporte de ácidos grasos omega 3, necesarios para el correcto desarrollo del tejido nervioso del bebé.
Se aconseja consumirla de forma frecuente pero en pequeñas cantidades.
Wakame
Se trata de una alga parda en la que abundan las proteínas, el ácido fólico, las sales minerales y el alginato. Este último compuesto es capaz de reducir la acidez estomacal y el reflujo.
El wakame tiene propiedades desintoxicantes, por lo que a veces se utiliza después del parto para limpiar la sangre. Aún así, se aconseja un consumo ocasional.
En cuanto a las algas que no son compatibles con el embarazo, existen dos que hay que evitar:
Kombu
Esta alga marrón es una de las más consumidas en el mundo pero no se aconseja comerla durante el embarazo porque también es una de las más ricas en yodo. Comerla con frecuencia superaría con creces las cantidades diarias recomendadas de este mineral y perjudicaría seriamente la salud del bebé.
Hiziki
Se trata de un alga interesante desde el punto de vista de una mujer embarazada por su riqueza en calcio, que llega a ser diez veces superior al de la leche. No obstante, se desaconseja su consumo debido a la gran cantidad de yodo que contiene.
En cuanto a otras especies, como el arame o el fucus, no existen estudios concluyentes, así que se recomienda evitarlas.
Los riesgos de comer algas marinas en el embarazo
El mayor problema a la hora de consumir algas marinas está relacionado con el yodo. En cantidades pequeñas, es beneficioso para el desarrollo del bebé, un exceso puede suponer un problema para ambas tiroides, la de la madre y la del hijo.
La cantidad diaria recomendada durante el periodo de gestación es de unos 220 microgramos, o lo que es lo mismo, 2 gramos de sal yodada, una porción de alga nori o 3 raciones de leche (o derivados).
Si te gustan las algas marinas debes saber que las llamadas «algas pardas» son las que contienen mayores niveles de yodo, por lo que se debe evitar consumirlas en grandes cantidades y a ser posible no más de una vez por semana. Pertenecen a este grupo el wakame, el kombu, el fucus y el arame, entre otras.
A muchos aficionados a las algas marinas les gusta comerlas desecadas, como aperitivo. Realmente es una opción muy nutritiva para comer en cualquier momento y lugar. Pero, en este caso, además del yodo deberás tener cuidado con el sodio, uno de los enemigos de la mujer embarazada, ya que un exceso produce retención de líquidos y aumenta el riesgo de sufrir preeclampsia.
Como has podido comprobar, no hay razón para no comer algas marinas durante el embarazo. Al contrario, debido a sus propiedades nutricionales, pueden ser una opción excelente para incorporarlas a tu dieta en esta etapa de tu vida, siempre que sea con moderación.