¿Qué tipos de cafeína existen?

Existen diferentes tipos de cafeína, cada una con sus propias características. Conócelas todas leyendo el siguiente artículo.

En algún momento u otro de sus vidas, trabajadores, estudiantes o deportistas, recurren a la cafeína para mantener sus niveles de energía y concentración. No hay duda, pues, de que se trata de la sustancia estimulante más consumida en el mundo.

La cafeína forma parte de las hojas, las semillas y las bayas de decenas de plantas, como el café, el té o el chocolate. Sin embargo, también se encuentra de forma sintética en bebidas, medicamentos y suplementos energéticos.

Ahora bien, ¿actúan de la misma manera estos tipos de cafeína? ¿O sus efectos son diferentes?

Cafeína natural y cafeína sintética

Tanto la cafeína natural como la sintética son idénticas desde el punto de vista de su composición química. En cuanto a sus efectos sobre el organismo, son muy similares. Ambas bloquean los receptores de adenosina situados en el cerebro y estimulan la liberación de dopamina, haciendo que la somnolencia y el cansancio desaparezcan, mientras que aumentan la energía y la capacidad de alerta.

Sin embargo, un grupo de científicos de la Universidad de Clarkson, en Nueva York, ha descubierto que, si bien ambos tipos de cafeína mejoran el estado de ánimo y los procesos cognitivos, la natural mantiene estos efectos durante más tiempo.

Por otro lado, es necesario controlar la cantidad de cafeína que ingerimos para evitar molestos efectos negativos como el insomnio, la acidez estomacal o el nerviosismo.

El consenso entre los expertos es que un adulto sano debería consumir un máximo de entre 300 y 400 mg al día. Por eso, para hacer el cálculo, hay que tener en cuenta todas las fuentes de cafeína a las que tenemos acceso.

Por ejemplo, muchos suplementos de cafeína aportan entre 100 y 200 mg de esta sustancia, mientras que una lata de cola alcanza los 35 mg y una de bebida energética puede llegar a tener el triple que un café espresso.

Conozcamos ahora un poco más de cerca cada uno de los diferentes tipos de cafeína.

Cafeína natural

La cafeína de origen vegetal más conocida proviene de las semillas del café y del cacao, de las hojas del té y la yerba mate y las bayas de la nuez de cola y el guaraná.

Café

Aunque el café se considera el rey de la cafeína, le superan el guaraná y el mate. De todas formas, la manera de preparar el café va a determinar la cantidad de cafeína que este contenga. No es lo mismo tomar una taza de café de 100 ml que puede contener unos 40 mg de cafeína, que un espresso (50 ml) cuya cantidad puede llegar hasta los 100 mg por taza.

Y, aunque muchos no lo sepan, el café descafeinado también contiene una pequeña porción de cafeína, alrededor de 12 mg.

La cafeína del té se conoce comúnmente como teína, aunque en realidad son el mismo compuesto.

En comparación con el café, las diferentes variedades de té contienen menos estimulante. El té negro, siendo el más cafeinado, alcanza los 22 mg en 100 ml de bebida. En cambio, el té verde oscila entre los 11 y 15 mg. Además, esta variedad aporta más cantidad de L-teanina que el resto de tés, un aminoácido que contrarresta algunos de los efectos de la cafeína, ya que reduce el estrés y la frecuencia cardíaca.

Chocolate

Uno de los motivos por el que el chocolate nos sube el ánimo y nos proporciona sensación de placer tiene que ver con los efectos de la cafeína en el organismo. Como ya hemos visto, esta proporciona energía, pero también contribuye a la liberación de dopamina, una hormona que produce sensación de bienestar.

El tipo de chocolate que más cafeína contiene es el negro, con unos 25 mg por cada 50 gramos de producto. El chocolate con leche, en cambio, apenas alcanza los 10 mg. La única variedad que no contiene cafeína es el blanco, ya que no se elabora a partir de las semillas del cacao, sino de la manteca resultante de la elaboración del chocolate.

Cafeína sintética

La fabricación de cafeína artificial ha hecho posible que nos podamos beneficiar de las propiedades de este compuesto de múltiples maneras. Una de ellas es a través de medicamentos como los analgésicos, que potencia sus efectos, de cosméticos que mejoran el estado de la piel o de suplementos alimenticios, como veremos a continuación.

Suplementos energéticos

Para las personas que necesitan un impulso de energía, pero que no les gusta o les sienta mal el café, existen en el mercado las pastillas de cafeína, elaboradas a partir de la sustancia natural o sintética.

La cafeína, gracias a que es capaz de potenciar el proceso de termogénesis, es también muy utilizada en productos de adelgazamiento.

En el caso de los deportistas, usan las pastillas de cafeína para aumentar su rendimiento. Las hay de diferentes clases:

  • Cafeína anhidra: se trata de cafeína deshidratada que se consume en cápsulas o en polvo. Debido a su rápida absorción, es la más empleada. El cuerpo la asimila en 15 minutos y su máximo nivel en sangre se alcanza entre los 30 y los 60 minutos.
  • Dicafeína malato: esta combinación de cafeína y ácido málico es la indicada para aquellas personas que sufren problemas digestivos debido al consumo de cafeína, ya que favorece su absorción y reduce las molestias gastrointestinales. Además, ayuda a convertir las grasas y los carbohidratos en CO₂ y agua, favoreciendo la pérdida de peso y aportando un extra de energía.
  • Cafeína de liberación lenta: se comercializa en polvo para disolver y su característica principal es que pasa por el estómago sin descomponerse hasta que llegan al intestino. Allí, libera la cafeína lentamente. Esto permite que su efecto sea más prolongado (hasta 5 horas) que el de la cafeína anhidra, a la vez que reduce el nerviosismo que puede producir esta sustancia.

Bebidas energéticas

La cafeína suele ser el ingrediente principal de este tipo de bebidas, al que acompañan azúcares, vitaminas y otros estimulantes como la taurina, el guaraná y el ginseng.

Dependiendo de su tamaño, una lata puede llegar a contener entre 80 y 280 mg de cafeína.

Un consumo excesivo de este tipo de productos puede provocar efectos contrarios a los que se buscan: dolor de cabeza, nerviosismo, problemas de concentración e insomnio. Y, en el peor de los casos, una sobredosis de cafeína que haría peligrar nuestra salud.

En resumen, dependiendo de tus necesidades en un momento determinado, te convendrá tomar un tipo concreto de cafeína. Aunque siempre teniendo en cuenta el grado de tolerancia hacia dicha sustancia y la cantidad consumida para evitar efectos secundarios indeseables.