Dentro del gran abanico de frutas exóticas existentes en el mundo, el rambután es una de las menos conocidas en los países occidentales. Proviene de Tailandia y su consumo está muy extendido en los países del sudeste asiático desde tiempos ancestrales. Fueron los comerciantes árabes quienes, allá por el siglo XIII, la distribuyeron por algunas zonas del continente africano, donde aún se cultiva. En cambio, los holandeses la llevaron a Sudamérica, siendo muy consumida hoy en día en Brasil, Argentina y México.
El rambután es una fruta pequeña, de forma ovalada y está recubierta por unos pelos rojizos y flexibles que le hacen parecer un erizo. De ahí que se le conozca como «lichi peludo».
Una vez que se retira la piel nos encontramos con una pulpa blanca, semitransparente y de textura similar a la uva. Es jugosa, dulce y refrescante.
Al crecer en zonas tropicales, el rambután está disponible todo el año. Aun así, una vez recogido del árbol se deteriora rápidamente si se deja a temperatura ambiente. Una manera de conservar la fruta durante más días es dejándola en la nevera dentro de bolsas de plástico agujereadas para que se mantenga la humedad
Sin embargo, podemos optar por comprar rambután deshidratado. De esta manera, se conserva inalterable durante meses. Y no solo podremos comerlo en cualquier momento, sino que, además, nos beneficiaremos de sus propiedades saludables.
Conozcamos un poco más a fondo esta exótica fruta.
Propiedades del rambután deshidratado
El rambután deshidratado destaca por su contenido en vitamina C, que es capaz de proporcionar 70 mg por cada 100 g de fruta, lo que representa casi el total de la cantidad diaria recomendada. Esto lo convierte en un alimento con un gran poder antioxidante, antiinflamatorio, antibacteriano, antiviral y anticancerígeno. Además, refuerza el sistema inmunitario y contribuye a que el organismo absorba mejor el hierro.
Esta fruta también proporciona unos 20 g de hidratos de carbono, así como una pequeña cantidad de proteínas y de ácido fólico, el cual es sumamente necesario para llevar un embarazo saludable y para la correcta formación del sistema nervioso del bebé.
Otro componente que está presente en el rambután seco es el ácido gálico. Este tiene propiedades fungicidas y antioxidantes, que junto a la vitamina C ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro de las células.
Por otro lado, comer rambután proporciona sensación de saciedad, ya que su pulpa es rica en fibra dietética, un aliado necesario tanto para perder peso como para mejorar el tránsito intestinal, prevenir el estreñimiento y asegurar una correcta metabolización de los nutrientes que ingerimos con los alimentos.
Por último, hay que mencionar la importancia de los minerales presentes en el rambután deshidratado. El más destacable es el cobre, que se encarga de mantener en buen estado los huesos y los vasos sanguíneos, mientras participa en la producción de glóbulos rojos y blancos. También encontramos calcio y magnesio, imprescindibles para una buena salud de los huesos y los músculos. El potasio, imprescindible para los músculos y los impulsos nerviosos. O el fósforo, que interviene en la formación de las proteínas y en el mantenimiento de células y tejidos.
¿Qué beneficios aporta el rambután deshidratado?
Como no podía ser de otra manera, las excelentes propiedades del rambután se convierten en múltiples beneficios para nuestro organismo. A continuación te mostramos algunos de ellos:
Mejora el tránsito intestinal
Gran parte de la fibra que contiene el rambután deshidratado no es digerida por el organismo, pero realiza una función muy específica: se encarga de aumentar el volumen de las heces, facilitando los movimientos intestinales y previniendo el estreñimiento crónico que a su vez está muy relacionado con el desarrollo del cáncer colorrectal.
El resto de la fibra, favorece el crecimiento de bacterias saludables en el intestino. Esto no solo mejora la salud del tracto intestinal, sino que también reduce las probabilidades de padecer trastornos inflamatorios en esta zona del cuerpo, tales como el síndrome del intestino irritable o la enfermedad de Crohn.
Promueve la pérdida de peso
Otra de las funciones de la fibra es la de aumentar el tiempo de digestión de los alimentos y causar sensación de saciedad. Esto, unido a un estilo de vida saludable, puede ayudar a bajar esos kilos de más.
Controla los niveles de azúcar en sangre
Consumida en su justa medida (no más de 3 o 4 piezas al día), esta fruta puede ser de gran ayuda a las personas diabéticas, ya que mantiene a raya los picos de glucosa.
Reduce las probabilidades de desarrollar enfermedades crónicas
Las propiedades antioxidantes del rambután seco protegen a nuestras células del daño que causan los radicales libres que, con el tiempo, desembocan en todo tipo de patologías, desde insuficiencia cardíaca hasta enfermedades neurodegenerativas, pasando por trastornos oculares e incluso el cáncer. En cuanto a este último, cabe mencionar que el rambután es rico en elagitaninos, un tipo de polifenoles que previenen el crecimiento de las células cancerígenas.
Reduce el colesterol
Precisamente los antioxidantes del rambután se encargan de evitar que se acumule un exceso de grasas en el organismo, lo cual se traduce en una reducción en los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre. Por lo tanto, se trata de una fruta cardiosaludable.
Refuerza el sistema inmunitario
El consumo regular de alimentos ricos en vitamina C aumenta las capacidades de respuesta de nuestras defensas, especialmente frente a patologías de tipo respiratorio. Y con unas defensas más fuertes, los síntomas son más leves y la recuperación más rápida.
Favorece la salud de la piel
La industria cosmética ha sabido aprovechar las propiedades antioxidantes del rambután para crear cremas faciales y corporales antienvejecimiento. No solo suavizan las arrugas y las líneas de expresión, sino que también reducen las manchas y reparan el daño producido por la radiación solar.
Contraindicaciones del rambután
El rambután deshidratado es una fruta que no suele tener contraindicaciones ni provocar efectos secundarios, a no ser que la persona padezca algún tipo de alergia. El mayor problema tiene que ver con ingerir rambután en exceso. En este caso, como ocurre con otras muchas frutas, el exceso de fibra puede causar hinchazón abdominal, gases e incluso diarrea severa.
Otro punto a tener en cuenta es que la parte comestible y segura del rambután es su pulpa. No pasa nada por comer una o dos semillas, pero estas contienen saponinas, una sustancias que actúan como antioxidantes, pero que en exceso pueden provocar trastornos en el tracto digestivo e impedir la absorción de nutrientes.
En caso de comerla fresca, es importante evitar aquella que esté excesivamente madura porque en esas condiciones el azúcar que contiene puede llegar a convertirse en alcohol y perjudicar a las personas que padezcan hipertensión. Además, la elevada concentración de azúcar, tanto del rambután muy maduro como del deshidratado, puede resultar potencialmente peligroso para los diabéticos.